Diferentes relatos cortos

Bueno, a mi me gusta mucho escribir entonces he abierto este topic para colgar relatos cortos que escribo en mi tiempo libre y así me deis vuestra opinión. A ver si os gusta el primero

Para toda la eternidad

Ella estaba sentada mirando el reflejo de su rostro nervioso en el espejo. Peinaba su larga melena rubia mientras cerraba los ojos. Un soplo de viento entró por la ventana y un escalofrío le recorrió la espalda. Ya estaba allí. Continuó peinando su pelo como si no se hubiera dado cuenta, poniendo cada vez más afán en su tarea tratando tal vez de demorar lo inevitable.
Notó como una mano le acariciaba el pelo y como se acercaba cada vez más hasta que pudo notar como le olfateaba la melena y el cuello. Abrió los ojos repentinamente y se dio la vuelta en su asiento. Allí estaba aquella hermosa pero terrible visión. La joven se levantó y caminó lentamente hacia el balcón. Se quedó mirando el cielo nocturno y dejó que la brisa acariciara su piel. Tenía mido y a la vez se sentía más segura que nunca. Era una extraña sensación que le recorría el cuerpo cuando él estaba cerca. Sintió que le acariciaba los hombros y se estremeció al contacto de la frialdad de sus manos. Podía sentir como unos labios igualmente fríos recorrían la base de su cuello, mientras unas manos apartaban cuidadosamente el largo cabello de este. Se estremeció de placer y se dio la vuelta. Los ojos azules de ella se encontraron con la negrura de los de él. Eran increíblemente hermosos y destacaban en su extremadamente pálida tez. Su pelo negro ligeramente mecido por la brisa caía graciosamente sobre sus hombros. Sus rasgos eran delicados y sus facciones perfectas. Ella se fijó en sus labios delicadamente dibujados y de un tono muy pálido.
-¿Qué quieres? –preguntó ella tratando de que no le temblara la voz.
El dibujó en su rostro lo que tal vez podía ser interpretada como una sonrisa malévola.
-Ya lo sabes –respondió él con una voz profunda que a ella la cautivaba.
La joven apartó su cabello y mostró el cuello a la vez que cerraba los ojos.
-Pues hazlo ya –dijo amargamente tratando de no mostrar ni un ápice del miedo que sentía.
Ella notó uno de los fríos dedos de él acariciar su cuello a la vez que escuchaba su risa clara y falsamente cristalina como el agua de un río que tratara de atraparla y hundirla en sus profundidades.
-No, sería demasiado fácil. Tienes que rogarme que lo haga.
Ella le dirigió una mirada desafiante. Él se acercó aún más.
-Si quieres que me vaya solo tienes que pedírmelo Elizabeth –le susurró al oído.
Ella notó una extraña punzada de miedo al escuchar a aquel ser pronunciar su nombre con aquella voz sensual. Elizabeth vio como él caminaba elegantemente hasta la cama y se sentaba en ella.
Ella hizo lo mismo y se sentó a su la lado. Por una fracción de segundo se miraron a los ojos. Elizabeth trató de ver alguna calidez en sus ojos negros, sin embargo le recordaron a dos túneles vacíos y oscuros. Decidió no pensar más en eso y se abandonó frágil sobre la cama. Él se dejó caer suavemente sobre ella y dejó que sus labios apenas rozaran los de la joven mientras seguía mirándola con un brillo de ansia en sus fríos ojos. Ella sintió como una llama ardía en su interior y se avivaba a cada segundo. Sabía que debía resistirse a lo que él le estaba haciendo, sin embargo toda ella ardía en deseos de dejarse llevar.
-Te lo ruego, llévame contigo hasta los confines del mundo. Hazme tuya para siempre –antes de que se diera cuenta esas palabras habían salido por la boca de Elizabeth.
-¿Para siempre? Eso es mucho tiempo –contestó él con su acostumbrada voz de seducción.
-Para toda la eternidad –repuso ella nuevamente mientras lo miraba a los ojos.
Él le devolvió la mirada y sonrió a su vez.
-Qué así sea.
Posó sus labios sobre los de ella y la besó lentamente. Elizabeth se sintió mareada de placer y antes de que se diera cuenta él bajó sus labios hasta su cuello y clavó en él sus largos colmillos.
La joven sintió deseos de gritar pero de su garganta no salió ningún sonido. Notaba como él chupaba de su cuello con una avidez imperturbable y a medida que pasaba el tiempo Elizabeth ya no deseaba resistirse, una inmensa paz llenó su cuerpo y se abandonó a su deseo.
Él levantó la cabeza de su cuello poco después y la miró. Sus ojos negros brillaban de satisfacción y sus labios, que mostraban ahora un color rojizo, se curvaban en una sonrisa de triunfo. Se inclinó de nuevo sobre ella y le susurró muy cerca de su oído:
-Pruébalo tú ahora, te aseguro que no has sentido nunca nada mejor.
Ella como empujada por una fuerza invisible se inclinó sobre él y mordió su liso y frío cuello. Notó como el sabor de la sangre llenaba su boca y recorría su lengua reconfortándola de un modo que nunca hubiera creído posible. Quería más y más…
-Es suficiente por ahora mi amor –dijo él apartándola suavemente- Ahora ven conmigo.
La rodeó con sus brazos y al momento siguiente Elizabeth vio que ambos se encontraban en un bosque.
-¿Dónde estamos? –preguntó.
Entonces la joven pudo ver horrorizada como de entre los árboles salían muchas mujeres de una malvada y fría belleza que la miraban.
-Bienvenida a tu nuevo hogar –dijo él al tiempo que se le acercaba un poco más- Estas son tus nuevas amigas, mujeres que como tú me abrieron su corazón y quisieron pertenecerme… amor mío, como ellas tú deseo se ha cumplido. Ya eres mía para toda la eternidad…

Bueno a ver si os gusta este... espero vuestras opiniones... (buenas o malas)

Venganza

¿Alguna vez has pensado que una pequeña decisión puede cambiar para siempre el curso de tu vida… o de tu muerte…?
Mi decisión fue salir a pasear aquella noche. Caminaba distraídamente cuando la vi. Su melena roja como el fuego hacía juego con sus labios. Sus ojos de un gris piedra me miraban haciéndome temblar como si un chorro de agua helada se deslizara por mi espalda. Llevaba un extraño vestido negro con un escote que lograba que yo no pudiera apartar la vista de sus senos. Me acerqué a ella, nunca había hecho algo así pero no podía evitarlo, como si una mano invisible me arrastrara.
Al verla de cerca me fijé en su blanca piel y no pude evitar pensar que parecía una muñeca de porcelana.
Iba a decirle algo pero ellas e llevó un dedo a los labios para indicar que no hablara. Cogió mi mano entre las suyas y la colocó sobre uno de sus pechos. Mi pulso se aceleró y tuve que hacer verdaderos esfuerzos para no excitarme.
Ella quitó mi mano de su suculento seno y la sujetó con suavidad. Empezó a caminar arrastrándome tras de si. Yo ni siquiera me preguntaba a donde me llevaba, tan solo pensaba en sentirla bajo mi cuerpo…, solo quería que fuera mía…
Se detuvo ante un edificio con pinta de abandonado. Entonces vi que tenía una venda en su mano. Me tapó los ojos y noté como tiraba de mí hacia el interior del edificio. No podía ver nada debido a la venda y tampoco escuchaba ningún ruido. Ella seguía tirando de mí hasta que finalmente se detuvo y me empujó, de modo que me quedé tumbado sobre una superficie lisa. Me quitó la camiseta y me ató las manos. Noté con placer como recorría mi torso con su lengua, dando pequeños mordiscos aquí y allá, haciéndome gemir de placer. Unas manos acariciaron mi pelo, mientras otras se deslizaban por mi pecho y mi cuello… no lo entendía… entonces alguien me quitó la venda y en la penumbra vi que ahora eran cinco las mujeres que había a mi alrededor. Eran todas muy blancas como la mujer de pelo rojo y como ella también llevaban extraños vestidos largos bastante sensuales. La mujer que me había llevado a aquel lugar miraba ahora la escena con sus ojos fríos, a los pies de la superficie en la que yo me encontraba tumbado, manteniéndose al margen mientras las otras cinco jugaban con mi cuerpo.
Entonces se acercó. Las demás se apartaron un poco. Sus labios rozaron la piel de mi cuello. Tragué saliva y supe que ella lo había notado. Entonces clavó sus dientes en mi cuello. Traté de resistirme mientras podía sentir también como las otras mujeres se acercaban de nuevo y empezaban a arañarme el torso con el ansia de una jauría de lobos.
La mujer del cabello rojo continuaba bebiendo ávidamente de la herida de mi cuello. Levantó su cabeza después de un rato. Sus labios estaban más rojos que nunca y parecía llena de una renovada energía. Un gesto de satisfacción cruzó su frío y hermoso rostro y me besó haciendo que yo notara el sabor de mi propia sangre en mi boca.
Me desató y vi como todas las mujeres desparecían en un mar de alas de murciélago y colmillos asesinos.
La siguiente vez que abrí mis ojos estaba pálido, tenía hambre… pero no de comida… no estaba vivo… pero tampoco muerto… un ser sin alma…
La razón de mi existencia es esa mujer… la busco donde quiera que vaya… mi única intención es encontrarla… pues no me sentiré en paz hasta sentir como el sabor de su sangre recorre mi lengua…

Tu forma de escribir el texto es muy buena podrias llegar ha escribir algo mas tipo novela si t lo curras Ahharu!

Me encantan, simplemente *.* Seguirás siendo la mejor, ahora y siempre, AMÉN xD

YO tambien tenia previsto escribir uno pero.... no lo he acabado de pensar se podria decir que es casi infinito.